Si bien las bombas de semillas existen desde la década del '70 del siglo pasado, comenzaron a cobrar notoriedad en América Latina hace relativamente poco tiempo. Básicamente consisten en pequeñas pelotitas de arcilla, humus (tierra negra o compost) y una mezcla de semillas, de muy fácil preparación, que luego son arrojadas en terrenos baldíos, superficies raleadas o canteros y jardines públicos que no reciben la atención adecuada por parte de las autoridades gubernamentales. Inicialmente esta técnica había sido utilizada en distintos países para reforestar extensas zonas de bosques devastadas por incendios, pero hoy se está instalando en el corazón mismo de las grandes metrópolis.
Cada vez son más los ciudadanos alineados con la llamada "jardinería de guerrilla", actividad que surgió en 1973 y que podría definirse sucintamente como cultivar tierra ajena sin permiso, y cuyo único objetivo es contribuir activamente al embellecimiento de los lugares públicos cultivando plantas que no requieren demasiada atención. Incluso los más osados y comprometidos con el seguimiento posterior de las especies diseminadas redoblan la apuesta, y utilizan las bombas de semillas para crear mini-huertas urbanas...
En zonas lluviosas las bombas de semillas no requieren mayores cuidados, pero en aquellos otro lugares en los que las condiciones climáticas no son tan propicias será necesario abocarse al riego frecuente de los retoños. Un grupo de porteños comprometidos con la ecología y la permacultura, llamados "Articultores", está dando que hablar, según reporta el diario argentino Clarín en un artículo publicado hace unos días. No sólo esparcen bombas de semillas en baldíos y plazas públicas, sino que también enseñan a desarrollar huertas orgánicas en pequeños espacios urbanos de Buenos Aires, que luego de un tiempo, y gracias a la generosa colaboración de vecinos voluntarios, se convierten en vergeles proveedores de zapallos, porotos, acelgas, zapallitos o quínoas. Para ello cuentan con el valioso apoyo y asesoramiento de Pro-Huerta.
En EE.UU. la jardinería de guerrilla está mucho más avanzada, a tal punto que en ciertas ciudades hasta se dispone de máquinas expendedoras de seedbombs. Cada una de ellas, diseñadas originalmente para vender goma de mascar o juguetes pequeños, ha sido modificada para que suministre bombas de semillas, y tiene la capacidad de contener 200 de éstas. Los dispensers pueden ser comprados o alquilados, y sus mentores, The Common Studio, proveen una mezcla adecuada de semillas para cada área, y proporcionan la primera carga para que cualquiera inicie su negocio. Aspiran a tener doce máquinas más en Los Angeles, y están promoviendo con entusiasmo su programa de inicio a través de Kickstarter.
Si entiendes inglés, a continuación te presentamos un video interesantísimo acerca de la jardinería de guerrilla en la ciudad de Chicago. La pieza también incluye un instructivo muy claro y didáctico que te posibilitará aprender a fabricar tus propias bombas de semillas, paso a paso. Que lo disfrutes.
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